Tjukurpa

netbook. Libro experimental. Film. Documental. Performance. Música... cr∞er. Este proyecto es autobiográfico y biodegradable. En él, hay incluidas historias escritas, cuentos, poemas, vómitos y ficción, para qué en su desarrollo, la bio solo sirva para su propósito. Algo que explicar.

viernes, 12 de noviembre de 2010

7>la incertidumbre del NO-caos


     Hoy tocaba la llamada terapia grupal. También descrita como Terapias psicológicas para el trastorno de ansiedad generalizada. mmmm. Para mi desgracia, las cosas no parecian haber cambiado. Las miradas y los besos furtivos que arropaban las melodías de jazz y glitch abstracto envueltas de un trópico de oferta y el alcohol, predominaban como siempre en mi cabeza. No hacían falta excusas. Aun a pesar de todo, estoy tan embotado de pastillas en mi cuerpo que me cuesta poder incluso pensar. Necesitaba sentirme vivo y, aunque igual de miserable, con algunas copas imaginarias que me serviría rápidamente la enfermera de turno camufladas de risperidona podría bien aguantar sus palabras.
     Empezó una atroz introducción con el analista de rostros que dejaba un reguero de espuma al hablar por su boca de una manera lenta y con inusitadas ganas. Escuchaba las paranoias que producían sus palabras y sabía que eran sinónimo de monomanía. Sus gafas de pasta dejaban entrever unos ojos rodeados de ojeras a las que muchas horas de trabajo y lectura habían dejado su huella.
      Aún no sabía como catalogar el tipo de semi conversación que tenía con todo el grupo. El tema improvisado en los bares quedaba muchas veces en segundo lugar, si los enfrascados parroquianos tenían realmente algo que decir y, las piruetas verbales daban lugar a un área de mayores planteamientos o, por el contrario, se sumergían entre cínicas bromas salidas de tono que llegarían hasta bien entrada la madrugada. Pero el susodicho pseudoFrued, no entraba en ninguna de las categorías. Se habia perdido entre palabras que no entendía o no quería entender,  sin percatarse del verdadero diafragma de lo expuesto sobre la mesa sin juego de cartas. La realidad.  Un tema sumamente delicado al que él insistía que habiamos perdido y que a mí me revolvía en un fondo cenagoso que llamaba por salir a golpes. Un tema del que el hombrecillo cegato no llegó a percatar hasta que un primer soplo de frases afiladas le mantuvieron a distancia. 
- Llevo recorriendo las calles desde que tengo memoria. El mundo es pequeño. Lo hicimos justo a la medida de lo no soportable. Hemos perdido la amplitud del ser y lo que concebimos como espacio-tiempo. Algo pasó. Delante de nuestras narices nauseabundas. Delante de nuestra mierda y falsa comodidad. Sentados delante de los sillones mirando una pantalla mata neuronas y aceptando el conformismo de lo que se generaba. Aceptamos las muertes. Las dictaduras legales. El fascismo camuflado. Los imperios repetidos en toda la historia.
(La mirada del Dr. se clavó en mi) - Por favor, Sr....?
-  Tjukurpa, me llamo Tjukurpa. Sin señor delante bitte. Aún no le conozco lo suficiente. 
- (una mueca de asco sonrisilla) No puede usted alterar a los otros pacientes. Tendría que prestar más atención y centrarse para correguir sus desvarios. 
- ¿Con los periódicos que nos han dado?
- Si. Es una buena manera de reconocer su perdida de realidad. 
- buffffff.
- ¿Perdone? - (silencio, su mirada clavada en mi) - ¿Sr. Tuculpa... podría decirnos algo?
- Mejor no contesto. Me gusta el silencio.
- ¿Y sus voces? ¿Qué le dicen?
- ¿Cuáles de ellas? ¿Las coherentes o las que le escuchan a usted?
- Cualquiera de ellas.
- Ya que me analiza, pienso que hubo y hay gente que cambió. Vieron el ser como algo completo, sin metáforas infantiles que nos sumian en la mediocridad del esclavismo pulcro. Encontraron la raíz de los males. Obtuvieron la clarividencia real del espiritu. No puedo decir aún que yo  esté incluido. Pero veo que es demasiado tarde. Para todos. Y yo acepté la paradoja de esta realidad que nos consume. La única revuelta interior. Si le digo la verdad. Queme ese periódico. O guardelo para ir al wc.
      El hombrecillo seguía, agazapado entre conceptos obsoletos, como otro ser mecánico, que le permitían sobrevivir como sujeto sin serlo definidamente. No recuerdo su discurso siguiente. Me anuló completamente. Me callé. Daños colaterales. Algo real que era irreal por no tener completa percepción. Intentaba por todos los medios ponernos zancadas a una carrera de fondo donde no hay ganador alguno. Donde no se había encontrado solución. Donde solo el encuentro con lo olvidado podía darnos alguna satisfacción. Para mí era aburrido incurrirle con las ganas del que piensa que , de alguna manera, todo esta perdido. Esa tómbola del vivir en la que nada parecía ahora tener sentido alguno. Ridículo.
      Sus ojos necesitaban de un descanso. Yo me estaba durmiendo. Pero parecía aferrarse a él una relativa verdad a la que no quería dejar escapar con mi sueño.
-       ¿Sabes a donde lleva la senda de los elefantes?- pregunté a la guapa enfermera.
-       Al cementerio amor. Al cementerio- contestó y siguió sirviendo copas.
-       Tenia tantas cosas que decirte, tantas…y no me acuerdo. Es como un suspiro sin nadie al lado para sentirlo. Las palabras pueden ir y van y vienen y no sé donde irán, pero contigo se perdieron en un camino donde yo estaba sentado en una esquina intentando no solo recordar tú rostro. Tantas veces te vi. Tantas veces te soñé. Tantas, que ya no recuerdo cuando empezó todo…Y el silencio no guarda más presencia que el tiempo por llegar.
      Saboreo muy a su pesar, la ironía de poder discernir los dos lados de una misma moneda. Incluso siendo una moneda que rueda de canto y sin ningún rumbo fijo, sino era para volver a caer. Ya era tarde para olvidarse de todo y dejarlo en manos de Dios. Era demasiado tarde hasta para empezar a creer.

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